El Senado argentino aprobó en la madrugada del jueves el proyecto que modifica el Código Civil de dicho país y permitió el matrimonio entre personas del mismo sexo. De esta forma, Argentina se convirtió en el primer país latinoamericano -y el noveno en el mundo-, en sancionar una ley favorable al matrimonio igualitario. La medida fue recibida con júbilo por organizaciones favorables a la igualdad de derechos sin distinción de raza, sexo o religión.

En total, 33 senadores votaron a favor de la medida, contra 27 que se opusieron y tres abstenciones. Con el conocimiento de la sanción de la ley, los miles de manifestantes que se habían acercado durante la tarde del día anterior al Congreso Nacional celebraron con abrazos, aplausos y lágrimas de emoción. Alex Freire, integrante de la primera pareja gay que se casó en el país, aseguró al diario Clarín que “Argentina es un país mejor” y que el festejo “no es solamente para los gays y lesbianas, sino para todos”.

Durante la tarde, distintas organizaciones sociales marcharon hacia el Congreso Nacional en apoyo a la sanción de la ley y en respuesta a una convocatoria de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA). La marcha fue convocada para las 15 hs. bajo la consigna “Si al matrimonio igualitario”. Para esta organización, la sanción de la ley representa una gran conquista social luego de 26 años de activismo pacífico y no-violento.

La Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT) también convocó a la Marcha. María Rachid, su presidenta, mantuvo una activa participación en el debate público previo a la votación, a quién se le reconoció su paciencia y claridad conceptual. En un panel organizado por la Juventud del Partido Radical, había asegurado que era importante que se hablara “específicamente de matrimonio”, pues implicaba “procurar la igualdad y los mismos derechos para todos”.

A propósito de las manifestaciones en contra de la normativa propuesta, Rachid declaró que, si bien entendía dichas posiciones, no le parecía correcto “que intenten imponer su opinión al resto de la sociedad y pretender quitarnos el derecho de formar las familias que nosotros elegimos constituir. Nuestras familias y nuestros niños existen y ahora el Estado nos reconoció”. La situación legal de las parejas homosexuales con hijos propios o adoptados era una de las grandes problemáticas que la normativa resolvió.

Fue la FALGBT la que dio forma al proyecto de ley, que es apoyado por varias fuerzas políticas y ha recibido un particular impulso desde el oficialismo. De hecho, la semana pasada, durante los festejos por el Día de la Independencia argentina, la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, apoyó la medida al declarar que “las minorías tienen que tener los mismos derechos de todos. Si las mayorías restringen derechos estamos en una etapa fea de la sociedad”.

El Instituto Nacional contra la Discriminación y la Xenofobia (INADI), por su parte, realizó una jornada de concientización por la «igualdad y la diversidad». Dicho organismo ubicó una carpa frente al Congreso, a la que convocó a personalidades de la cultura, la política y movimientos sociales, a expresar su apoyo a la Ley de Matrimonio Igualitario. El cierre del evento corrió por cuenta del músico Kevin Johansen.

También en inmediaciones del Congreso, la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), expresó su apoyo a la medida. Según informó la Secretaria de Derechos Humanos y la Secretaría de Género e Igualdad de Oportunidades de la CTA a la agencia Télam, de esta forma se expresó “un apoyo pleno a la modificación de la Ley del matrimonio civil en Argentina buscando igualar los derechos para las parejas del mismo sexo con las heterosexuales, para terminar con la discriminación e injusta desigualdad medieval”. Fueron parte de la concentración, además, La Comunidad para el Desarrollo Humano y el Partido Humanista, ambas organizaciones que proclaman a la no-violencia y a la no-discriminación como sus puntos ideológicos fundamentales.

A diferencia de las propuestas leyes de “unión civil” –que no permiten ni la adopción, ni la patria potestad compartida, ni beneficios gananciales compartidos-, la ley genera un marco legal que pone en idéntico plano, frente al Estado, a las personas del mismo sexo que decidan casarse. El rechazado proyecto de unión civil no ponía “en igualdad de condiciones al unido civilmente con la persona casada”, señaló el abogado de la FALGBT, Gustavo López, al matutino porteño Página/12.

En el mismo sentido se expresó a dicho medio el jurista Andrés Gil Domínguez, al afirmar que con la “unión civil” se quiso hacer “algo parecido al matrimonio en términos de protección social sin que sea igual y negando la posibilidad de conformar familia en términos de descendencia”.

Con la aprobación de la ley, Argentina se convirtió en el primer país latinoamericano y el noveno a nivel mundial en permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo, junto a los Países Bajos, Bélgica, España, Canadá, Sudáfrica, Noruega, Suecia y Portugal.

Desde diciembre de 2009, y con aval de fallos judiciales independientes, nueve parejas del mismo sexo habían contraído matrimonio en el país. A partir de ahora, sus derechos maritales y parentales serán reconocidos al igual que los de las parejas heterosexuales.