«Todos los presos políticos, los perseguidos, los torturados y los familiares de los desaparecidos estábamos esperando que Menotti dijera algo, que tuviera un gesto solidario, pero no dijo nada. Fue doloroso y muy jodido de su parte. Él también estaba haciendo política con su silencio.» Quien formula el cargo es Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz en 1980, que logró salir de la Unidad 9 de La Plata gracias a la presión internacional, el 23 de junio de 1978, dos días antes de la final.
De su cautiverio recuerda el nudo de una contradicción para muchos incomprensible: «En la cárcel, como los guardias también querían escuchar los partidos, el relato radial nos llegaba por altoparlantes. Era extraño, pero en un grito de gol nos uníamos los guardias y los prisioneros. Me da la sensación de que en ese momento, por encima de la situación que vivíamos, estaba el sentimiento por Argentina.»
La XI Copa Mundial de Fútbol se desarrolló en Argentina, entre el 1 y el 25 de junio de 1978. La Copa del Mundo volvía así a Sudamérica por primera vez desde 1962. El torneo fue disputado en 6 estadios, repartidos en las ciudades de Buenos Aires, Rosario, Mar del Plata, Córdoba y Mendoza. En la portada de la revista francesa del Comité por el Boicot al Mundial aparecía una caricatura de Videla, vestido como un arquero y portando bajo su brazo derecho una calavera con forma de pelota de fútbol, mientras el título en negrita rezaba: “¡LA COPA DESBORDA, VIDELA!”. Incluso Francois Geze, un periodista de dicha publicación escribió: “No se puede jugar un Mundial mientras a pocos metros del estadio se tortura y se mata gente”.
La vicepresidenta de Madres de Plaza de Mayo, Mercedes Meronio, relataba: “… fue gracias a los periodistas que vinieron al Mundial que tuvimos nuestros primeros grupos de apoyo…”. La Agrupación holandesa de solidaridad con las Madres, donó algunas viviendas y un hogar donde conviven las Madres sin familia, que lleva el nombre de Lizbeth, esposa de Joop den Uiyl, quien en ese entonces era primer ministro de Holanda.
En el torneo no participó la estrella holandesa Johan Cruyff, pero sí lo hicieron consagrados futbolistas internacionales de la época como Johan Neeskens, Teófilo Cubillas, Zico, Dino Zoff y Mario Kempes, además de Michel Platini, Karl-Heinz Rummenigge y Paolo Rossi, entre otros jóvenes valores destacados.
Los medios de comunicación tenían expresamente prohibido criticar a los jugadores o a cualquier integrante del cuerpo técnico y mucho menos explicarle a los jugadores holandeses donde quedaban los campos de concentración, como le preguntó Resenbrink a un popular periodista televisivo argentino.
«Por fin el mundo puede ver la verdadera imagen de la Argentina», celebró el presidente de la FIFA ante las cámaras de la televisión. Henry Kissinger, invitado especial, anunció: “Este país tiene un gran futuro a todo nivel”. Y el capitán del equipo alemán, Berti Vogts, que dio la patada inicial, declaró unos días después: “Argentina es un país donde reina el orden. Yo no he visto a ningún preso político”.