En la reunión en Cristina Fernández y representantes de las naciones originarias, según informó la agencia Télam, se anunciaron una serie de medidas tendientes a reconocer y garantizar los derechos de los pueblos indígenas.
Entre ellas, se destacan: La firma del decreto 701 que reglamenta la ley 25.517, que establece que deberán ser puestos a disposición de pueblos indígenas los restos mortales de indígenas que forman parte de museos o colecciones privadas o públicas.
La decisión en pos de que el Instituto de Asuntos Indígenas sea el ámbito que monitorice la garantía constitucional del reconocimiento de la posesión de la tierra comunitaria de los pueblos originarios.
La conformación de una comisión de análisis e instrumentación de la anterior medida, con participación indígena. La financiación de 10 radios FM y una radio AM para las comunidades de los pueblos originarios.
La ampliación a 20 mil de las becas de estudio de educación básica y secundaria para las comunidades originarias. Y la decisión de que todo aquel joven que viva en su comunidad originaria tenga derecho a una beca universitaria.
Durante la reunión, la primera mandataria llamó a “respetar como argentinos las identidades culturales” y “recuperar en conjunto los derechos perdidos”. “Esto lo digo para que muchos bajen los niveles de soberbia y para que tengamos respeto. Libertad, igualdad, equidad y en la redistribución del ingreso, no pisotear las tradiciones”, señaló la Presidenta.
Y agregó: “Es importante que cada uno pueda elegir lo que quiere ser, el que quiere seguir con sus tradiciones pueda hacerlo, es la libertad de elegir y optar”. «La historia de la humanidad es también una historia de discriminaciones, olvidos, negaciones de identidades y creo que como argentinos debemos restañar esas heridas», finalizó.
El encuentro marcó el final de la marcha de los pueblos indígenas, que estuvo conformada por tres columnas que partieron el 12 de mayo de Jujuy, Misiones y Neuquén hacia la Plaza de Mayo, el centro político de Argentina. Durante su camino, fueron acompañados por integrantes de organizaciones sociales, sindicales y populares.
La histórica movilización fue impulsada por la Confederación Mapuche de Neuquén, la Unión de los Pueblos de la Nación Diaguita (UPND de Tucumán), la Coordinadora de Organizaciones Kollas Autónomas (Kollamarka de Salta) y el Consejo de Autoridades Indígenas de Formosa.
Durante el mediodía porteño, cerca de 15 mil participantes de la Marcha –denominada “de los Pueblos Originarios transitando el camino hacia la verdad (Qapac Ñanta Purispa)”- se congregaron en Avenida Corrientes y 9 de Julio. A las 15 horas se dirigieron hacia la Plaza de Mayo.
Allí los recibieron referentes sociales, como Taty Almeida de Madres de Plaza de Mayo -Línea Fundadora- y Claudio Morgado, titular del INADI, entre otros.
También los acompañaron organizaciones pertenecientes a la corriente del Humanismo Universalista: La Comunidad para el Desarrollo Humano, el Partido Humanista y Convergencia de las Culturas. «El Partido Humanista Internacional, con representación en más de 40 países de todo el mundo, manifiesta su apoyo a la Marcha de los Pueblos Originarios de la República Argentina, y envía su fraterno saludo a las más de 30 naciones originarias preexistentes que convocan y organizan esta marcha», maniféstó en un comunicado la organización.
Los manifestantes llevaron sus prendas tradicionales y flamearon la bandera que identifica a los pueblos originarios. Asimismo, llevaron pancartas con los lemas “La tierra robada será recuperada” y “La tierra no se vende, la tierra se defiende”, mientras tocaban música nativa con instrumentos autóctonos.
Desde el escenario, situado a un lado de la Pirámide de Mayo, se leyó un documento en el cual reclamaron “más diálogo” a las autoridades, y el deseo de construir una Argentina “pluricultural”. Reclamaron “reconocimiento y protagonismo de las naciones en la toma de decisiones respecto de las políticas de desarrollo con identidad”.
Bernabé Montellanos, del pueblo kolla, declaró que Argentina “tiene una deuda muy grande con nosotros. Nuestra esperanza es que la Presidenta le diga a la sociedad que los pueblos originarios somos parte del país».
Al concluir el acto, representantes de los 30 pueblos autóctonos entregaron a la presidente el “Pacto del Estado con los Pueblos Originarios para la creación de un Estado Plurinacional”. El pliego tiene como demanda fundamental el reconocimiento y restitución a los pueblos indígenas de tierras aptas y suficientes en manos del Estado.
El principal objetivo de esta medida es solucionar las graves falencias de espacio físico que afecta el desarrollo económico y cultural de estas comunidades. Los manifestantes alegaron que “el festejo por el Bicentenario debe contener un reconocimiento real y efectivo a los pueblos originarios, plasmado en la política pública”.
“Durante 200 años de vida republicana nuestra diversidad cultural ha sido menospreciada, invisibilizada, ocultada. A pesar de ello, los pueblos indígenas en Argentina nos hemos mantenido por la fuerza de nuestra memoria histórica y de nuestras cosmovisiones”, afirmaban en el texto de la convocatoria al acto.
Efectivamente, Argentina es un país plurinacional y pluricultural, y cuenta con 30 pueblos indígenas y 20 idiomas ancestrales que preexisten a la conformación del Estado. La persecución religiosa, militar y gubernamental ha sido una constante para estas comunidades, que intentan sostener su particular vínculo con la naturaleza, la salud y la producción.
El Pacto propuesto incluye varios reclamos históricos de los pueblos originarios. Por un lado, la reglamentación y aplicación del “Derecho a la Consulta y Consentimiento”, un mecanismo de resguardo y protección de las vidas y el territorio indígena. Por otro, la aplicación de la Ley de Relevamiento Territorial (26.160), aprobada hace cuatro años y paralizada por los ejecutivos provinciales.
Finalmente, el pliego exige el reconocimiento oficial de las lenguas indígenas, la creación de universidades e institutos educativos autónomos, eliminar del calendario oficial del 12 de octubre (el “Día de la Raza”) y promover las fechas sagradas de los pueblos originarios (Inti Raymi, Wiñoy Xipantu, Pachamama).
Dentro del apartado “Madre Naturaleza”, el pliego de reivindicaciones –que contó con el aporte de los pueblos mapuche, qom toba, lule, huarpe, wichí, kolla, mocoví y guaraní- insta a la protección de los glaciares, la creación de un tribunal de justicia climática y la prohibición de las técnicas extractivas y contaminantes utilizadas en la extracción de petróleo, la minería, los desmontes y el monocultivo de soja.
Según la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI) 2004-2005, existen 600.329 personas que se reconocen como pertenecientes o descendientes de pueblos originarios en Argentina. De acuerdo a las organizaciones indígenas, ese número está cerca del millón y medio de habitantes.
Según informó el matutino porteño Página/12, la histórica marcha no estuvo exenta de polémicas, pues el movimiento indígena no es un espacio homogéneo. En este contexto, fue fundamental el rol de la organización Túpac Amaru (cuya referente nacional es Milagro Sala), que aportó la logística para la movilización.