El ministro de Relaciones Exteriores dijo que Ankara desea ayudar a sacar del punto muerto el acuerdo para canje de combustible nuclear, y pudiera ser el tercer país al que la República Islámica enviaría los volúmenes de uranio objeto de intercambio.
Turquía, que ahora es uno de 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU y un conocido aliado de Irán, *»está lista para actuar de intermediaria en el tema del intercambio de uranio, como tercer país, y espera tener un rol fructífero en esto»*, dijo Davutoglu.
Recordó que la nación musulmana europea ha resistido presiones de Estados Unidos para aplicar un cuarto paquete de sanciones a Irán por negarse a renunciar a su derecho a la energía atómica pacífica.
Washington y otras potencias de la Unión Europea acusan a Teherán de pretender desarrollar el arma atómica y le exigen detener el proceso de enriquecimiento de uranio, lo cual ha rechazado categóricamente el régimen de los ayatolah.
Las potencias occidentales, por intermedio del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), propusieron a Irán que enviara a Rusia el 70 por ciento de sus reservas de uranio enriquecido a menos del cinco por ciento para convertirlo en combustible nuclear.
Desde Rusia, ese carburante enriquecido al 20 por ciento sería trasladado a Francia y transformado en barras nucleares, listo para ser empleado en el reactor atómico de Teherán que se dedica a producir isótopos médicos para el tratamiento de cáncer.
Sin embargo, Occidente fue incapaz de ofrecer las garantías de transparencia en esa transacción exigidas por Teherán, y el proyecto de acuerdo quedó desde hace meses en letra muerta, rodeado de un creciente clima de amenazas y presiones sobre la nación islámica.
En la misma rueda de prensa, Mottaki señaló que su país ha mantenido consultas regulares con Turquía sobre su programa nuclear y reiteró la sólida relación con Ankara, pero recordó a Occidente que la negociación sobre bases de igualdad es la mejor opción.