Una nueva solidaridad, una forma de compartir y de vivir en la provisoriedad va apareciendo luego de que – como figuras de papel – cayeran los muros de muchas casas y la gente quedara en espera de la posibilidad de regresar a sus hogares.
Son muchos los que se han ido organizando, con o sin ayuda de las autoridades. Parece haberse prolongado la temporada estiva, de vacaciones, con los camping y las parrillas para cocinar al aire libre, con los niños yendo y viniendo para ayudar a traer el agua, para saber lo que pasa en la cuadra de más allá.
Hay una gran tarea nacional de reconstrucción por delante, pero lo que primero parece irse restableciendo entre los chilenos es el trato humano entre los vecinos, la cercanía, la comunicación, la paridad humana y el afecto.