El mensaje fue preciso: no sólo aumentaremos la riqueza social mediante el desarrollo de la economía, sino que también la repartiremos basado en un sistema racional.
Con ese fin, las autoridades aplicarán políticas y medidas dirigidas a reajustar la distribución de los ingresos del país y gradualmente elevar la que los miembros de la sociedad reciben de ésta, incluida la asociada a los salarios, según se explicó.
Wen señaló que la reforma del mencionado sistema se profundizará, en tanto se establecerán normas estrictas para el caso de los ejecutivos de las empresas estatales y las instituciones financieras.
Todo ello tiene como telón de fondo el hecho de que en 2009 China registró la mayor disparidad en los ingresos de la población urbana y rural desde 1978, cuando comenzó su proceso de reformas y apertura.
En el caso de la primera, el per cápita se situó en 17 mil 175 yuanes (dos mil 525 dólares), mientras para el otro grupo poblacional se estimó en cinco mil 153 yuanes (754 dólares), con una proporción de 3.33:1, según datos oficiales.
Para aliviar esa situación, el gobierno se propone mantener un desarrollo estable de la agricultura y continuar elevando los ingresos en las zonas rurales, objetivos a los que destinará unos 120 mil millones de dólares, superior al desembolso anterior. Parte de esos fondos subsidiarán la producción agrícola.
El anuncio de los planes y las cifras se redujo a otro mensaje que refleja la urgencia en la atención a estos temas: debemos dar la máxima prioridad en todo nuestro trabajo a la solución de los problemas de la agricultura, las zonas rurales y los campesinos, subrayó Wen.
Otro objetivo con igual fin se refiere a la creación de empleos, todavía en una situación difícil este año como uno de los efectos de la crisis internacional. En 2009 el país sumó más de 11 millones de plazas al mercado laboral.
De acuerdo con el primer ministro, el gobierno aportará seis mil 340 millones de dólares a esos programas. En números, la meta es incrementarlos en más de nueve millones en las zonas urbanas y mantener la tasa de desocupación en torno al 4,6 por ciento en esas áreas.
En esa política la prioridad la tendrán los graduados universitarios y los trabajadores migrantes procedentes del campo.
Otras medidas de carácter social abarcan el compromiso de controlar y disminuir los precios de las viviendas en algunas ciudades -hoy muy elevados- y facilitar el acceso a éstas para la población de pocos recursos.
Según Wen, también se resolverán de forma planificada y metódica los problemas relacionados con el empleo y la vida de los trabajadores que emigran hacia las ciudades, con vistas a que disfruten del mismo trato que los residentes urbanos en lo referente a la remuneración laboral, acceso de sus hijos a la escuela, servicios de salud y seguridad social, entre otros.
China se propone estos planes en un año en el que, según advirtió el primer ministro, el país todavía enfrenta una situación muy compleja luego de vencer el más difícil para el desarrollo económico en el nuevo milenio, en referencia a los efectos de la crisis financiera internacional.
En el ejercicio anterior la economía del gigante asiático creció 8,7 por ciento y para éste se fijó una expansión de alrededor del ocho por ciento, similar a la establecida para 2009.
lac/Lam