Ante la presencia de delegados internacionales y medios de comunicación, organizaciones sociales del estado mexicano de Chiapas acaban de llevar a cabo el Foro Social de los Montes Azules. Entre los organizadores se destacan Red por la paz, Chiapas; Servicios y Asesoría para la Paz; Amigos de la Tierra, Internacional; el Centro de Derechos Humanos Fray Pedro Lorenzo de la Nada; Otros Mundos, Chipas; y Universidad Autónoma Metropolitana, entre otros.
El Foro se dividió en distintos ejes temáticos: espiritualidad y ética por la vida; interculturalidad y saberes ambientales; globalización y crisis eco-política; derechos y movimientos de los pueblos indígenas; Democracia ambiental, políticas públicas y estrategias indígenas para la sustentabilidad.
Pocos días antes de empezar el evento, Margarita Guadalupe Martínez, integrante de Enlace (una de las organizadoras del Foro) sufrió un secuestro extorsivo, seguido de actos de violencia. El episodio no es nuevo en la región: en enero pasado, el Congreso del Estado de Chiapas aprobó la financiación para la construcción de una planta procesadora de aceite de palma; poco tiempo después, decenas de familias en el municipio de Ocosingo fueron desalojadas de su territorio por decenas de policías fuertemente armados que llegaron a la selva en helicópteros, sin previo aviso, mediante agresiones violentas y sin ninguna orden judicial, sacaron de sus casas a hombres, mujeres, niños y niñas, quemaron sus viviendas, árboles frutales, y cultivos de maíz y frijol, y sin ninguna explicación los trasladaron a la ciudad de Palenque, sin permitirles cargar pertenencia alguna. Hasta el momento no se les ha dado una alternativa de reubicación. Los terrenos saqueados se utilizan ahora para que un puñado de empresas pueda expandir los monocultivos de palma africana en la región.
La Reserva de la Biósfera de Montes Azules alberga la quinta parte de la diversidad biológica mexicana, pues en ella se encuentra el 50 por ciento de las selvas húmedas tropicales, el 50 por ciento de las aves, el 50 por ciento de las mariposas diurnas, el 30 por ciento de los mamíferos y el 10 por ciento del total de especies marinas de agua dulce.
Los monocultivos de palma aceitera son una de las principales causas de deforestación en la región y destrucción de los medios de subsistencia y soberanía alimentaria de millones de pequeños agricultores, pueblos indígenas y comunidades campesinas. Además, su cultivo requiere de agrotóxicos que envenenan a los trabajadores y pobladores locales, y contaminan los suelos y el agua, generando una catástrofe natural y humana irreparable.