Cuando se cumple el segundo aniversario de una marcha multitudinaria realizada en la ciudad de Vicenza y a la que asistieron decenas de miles de personas que se oponían a los planes norteamericanos de incrementar las construcciones en la base militar allí instalada, se movilizaron esta vez los pacifistas con una estrategia muy bien estudiada.
Unos cincuenta pacifistas burlaron el control de los guardias de seguridad y lograron ingresar al recinto custodiado mientras se realizaba el cambio de guardia y en plena nieve superaron el cerco con un cartel que anunciaba «zona militar – prohibido el acceso – supervisión armada».
Tomando posesión de la zona número 14, instalaron las coloridas banderas de la paz en cima a las gruas, junto con un gran lienzo en el que se podía leer el slogan de «Vicenza se defiende». Usando cascos de protección y cuerdas para escalar, una decena de jóvenes se encadenaron a la misma grúa mientras el resto de sus compañeros acompañaba cantando.
Nadie fue arrestado, luego de que la policía verificara las identidades y la ciudad italiana amaneció comentando el hecho y ganando conciencia, gracias a la acción de un puñado de jóvenes no violentos, en una mañana extremadamente fría.