Desde 1995, año en que más de 170 naciones votaron a favor de prorrogar el Tratado de No-Proliferación Nuclear, la sociedad civil ha pedido repetidamente la creación de un organismo internacional que promoviera las fuentes de energías renovables para sustituir a los combustibles fósiles sin recurrir a la energía nuclear.
Reconociendo el «vínculo inextricable» entre las armas nucleares y la energía nuclear, Abolition 2000, una red mundial a favor de la supresión de las armas nucleares, redactó un estatuto modelo para la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) y presionó a las naciones para instituirlo.

[1] Uniéndose a otras redes populares que trabajan para evitar un cambio climático catastrófico mediante la transición hacia energías sostenibles, los activistas han intervenido en numerosas reuniones y conferencias internacionales y se han entrevistado con los departamentos nacionales de medio ambiente, en busca de apoyos para la creación de una agencia de la energía centrada únicamente en la energía renovable limpia y segura.
En enero de 2009, hace un año, Alemania, Dinamarca y España pusieron en marcha la reunión fundacional de IRENA en Bonn, Alemania. [2] Un año después, 142 de los 192 estados miembros de las Naciones Unidas, así como la Unión Europea, han firmado el estatuto de IRENA. La agencia ha abierto su sede en Abu Dabi y sucursales en Bonn y Viena, y su directora general provisional, Hélène Pelosse, ex ministra francesa de medio ambiente y que también ha ocupado diversos cargos en los departamentos de comercio y finanzas, está decidida a contar con un equipo formado al menos con un 50% de mujeres.

IRENA se compromete a convertirse en una importante fuerza motriz para promover una transición rápida hacia el uso sostenible de las energías renovables a escala global.
Tiene la resolución de promover todas las formas de energía renovable producidas de una manera sostenible, incluidas las energía solar, eólica, geotérmica, hidroeléctrica, oceánica y la bioenergía que considere oportuna. IRENA proporcionará apoyo y consejos prácticos a los países industrializados y en desarrollo, ayudándoles a reforzar sus capacidades en energías renovables y mejorar sus marcos regulatorios.
Este año, «IRENA se centrará en la creación de una red de expertos internacionales en energías renovables, empezando por inventariar el potencial global de las energías renovables y crear una detallada base de datos de las políticas para promoverlas», dijo Pelosse. Ésta «se convertirá en una fuente única de información actualizada y pertinente sobre las energías renovables”.

[3] Como proyecto piloto, IRENA ayudará a desarrollar la energía renovable en una serie de islas del Reino de Tonga que no cubren sus necesidades eléctricas básicas.

[4]La energía solar que alcanza la superficie de la Tierra cada 30 minutos es suficiente para satisfacer la demanda mundial de energía durante todo un año. El viento puede cubrir las necesidades de electricidad del mundo 40 veces y 5 veces la demanda de energía global. La energía geotérmica almacenada en los seis primeros kilómetros de la corteza terrestre contiene 50.000 veces la energía de los recursos petrolíferos y gasísticos conocidos del mundo. Las mareas, las olas y las pequeñas centrales hidroeléctricas también pueden constituir grandes reservas de energía en toda la tierra, en abundante cantidad y gratuitamente para todas las personas de nuestro planeta, ricas o pobres por igual. [5]

Si bien la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) se ha comprometido a promover la energía nuclear y la Agencia Internacional de la Energía (AIE) fue creada en la década de 1970 para gestionar la crisis de distribución de los combustibles fósiles, sólo IRENA será el único organismo dedicado a la promoción de una energía limpia, segura y renovable a partir de los numerosos y abundantes recursos energéticos de nuestro planeta.

IRENA tiene un nombre muy apropiado ya que deriva de la palabra griega que significa «paz”. El rápido desarrollo de las energías renovables nos permitirá prescindir de los combustibles fósiles y nucleares, cuyo uso continuo e indebido nos conduciría inevitablemente a una catástrofe climática, a la proliferación nuclear y a continuas guerras por los recursos. En cambio, la confianza universal en la energía sostenible abrirá un camino prometedor hacia el establecimiento de la paz en la tierra.

*Alice Slater es la autora de este artículo para la revista YES!, una publicación nacional sin ánimo de lucro que fusiona las ideas de gran alcance con las acciones prácticas.*

Artículo original en: www.yesmagazine.org
Fuentes
1. www.abolition2000.org/?page_id=153
2. www.irena.org
3. www.ameinfo.com/221385.html
4. www.irena.org/downloads/newsletter/IRENA_Newsletter_Web.pdf
5. www.abolition2000.org/a2000-files/sustainable-now.pdf

[Para saber si su país es ahora uno de los 142 que firmaron el estatuto de IRENA](http://www.irena.org/downloads/Foundconf/Signatory_States_2010.pdf)

*Alice Slater es la directora en Nueva York de la Fundación para la Paz en la Edad Nuclear y fundadora de Abolición 2000*

Traducción al español: Carmen Soler Rodríguez