AMY GOODMAN: Emitimos desde Park City, Utah, desde la sede del Festival Sundance, el mayor festival de cine independiente del país.
En su discurso sobre el Estado de la Unión, el presidente Obama renovó su crítica a la decisión del Tribunal Supremo, diciendo que espera que el Congreso apruebe leyes, textualmente, “que ayuden a corregir lo que se ha hecho mal”.
El presidente Obama dio su primer discurso sobre el Estado de la Unión el miércoles pasado por la noche. El Presidente no presentó nuevas políticas de gran alcance, sino que utilizó la ocasión para instar al Congreso a avanzar en temas que ya están sobre la mesa, incluidos la recuperación económica, la reforma sanitaria y la educación.
Dos tercios completos de su discurso de setenta minutos estuvieron dedicados a la economía, con la creación de empleo como tema central. Obama habló de una serie de medidas que su Administración espera tomar para ayudar a las familias de clase media y estimular el crecimiento laboral. Tal y como se esperaba, Obama propuso una congelación del gasto público discrecional y amenazó con utilizar un decreto para lograrlo.
PRESIDENTE BARACK OBAMA: A partir de 2011, estamos preparados para congelar el gasto público durante tres años. Los gastos relacionados con nuestra seguridad nacional, Medicare, Medicaid y la Seguridad Social no se verán afectados. Pero sí el resto de los programas discrecionales del Gobierno. Como cualquier familia que anda justa de dinero, nos atendremos a un presupuesto para invertir en lo que necesitamos y sacrificar lo que no es indispensable. Y si tengo que hacer respetar esta disciplina mediante un decreto, lo haré.
Sé que algunas personas de mi propio partido dirán que no podemos encarar el déficit o congelar el gasto público cuando hay tanta gente con problemas. Estoy de acuerdo, y por eso la congelación no se hará efectiva hasta el año que viene, cuando la economía esté más fuerte. Así es como funcionan los presupuestos. Pero hay que entender, entiendan, que si no tomamos medidas efectivas para frenar nuestra deuda, podríamos dañar nuestros mercados, aumentar el precio de los préstamos y poner en peligro nuestra recuperación, todo lo cual, a su vez, tendría un efecto aún más pésimo en el crecimiento del empleo y las rentas familiares.
AMY GOODMAN: Obama continuó instando a tomar medidas sobre la legislación relativa a la energía, vinculando el éxito a la creación de nuevos puestos de trabajo. Instó también a la creación de nuevas plantas de energía nuclear, nuevos pozos petrolíferos en el mar y la aprobación de leyes sobre el cambio climático. Obama desafío asimismo al Congreso a sobreseer la decisión del Tribunal Supremo de la semana pasada que permite a las corporaciones gastar cantidades ilimitadas de dinero en elegir y rechazar candidatos. Además, el Presidente prometió acabar con la política “no pregunten, no cuenten” de los militares e instó al Congreso a aprobar leyes que abriesen plenamente el Ejército a los homosexuales de ambos sexos.
En respuesta al primer discurso sobre el Estado de la Unión del presidente Obama, tenemos con nosotros a dos invitados. Noam Chomsky se nos une telefónicamente desde su hogar en Massachusetts. Chomsky es Profesor Emérito de Lingüística en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), donde impartió clases durante más de medio siglo. Es también autor de decenas de libros, el más reciente de ellos titulado Estados Fallidos: El abuso de poder y el ataque a la democracia.
Le damos la bienvenida a Democracy Now! y le preguntamos cuál es su reacción al discurso sobre el Estado de la Unión del presidente Obama.
NOAM CHOMSKY: Bueno, tampoco es de esperar que un discurso sobre el Estado de la Unión deje contenta a mucha gente, y no, no lo hizo. Pero es normal.
Hubo algunas propuestas que tenían algo de sentido. No fueron muy firmes, pero sí, es buena idea poner a los americanos a trabajar en la construcción de la infraestructura del mañana, líneas de ferrocarril, pero no el sistema de autopistas interestatales. Eso dijo el presidente. No creo que sea una buena idea. Me parece buena idea que se tomen 30 mil millones de dólares del dinero que los bancos de Wall Street han reembolsado y que se utilice para ayudar a los bancos comunitarios a dar créditos a las pequeñas empresas y cosas así. Es verdad que deberíamos exportar más, pero el Presidente no mencionó lo que hay que hacer para lograrlo, es decir, devaluar el dólar que ahora está tan alto, lo cual no va a gustar en los sectores financieros, así que no creo que vaya a ocurrir.
Sobre la congelación del gasto público, no está, ciertamente que no está, quizás parcialmente, pero no totalmente, de acuerdo con la voluntad pública. Así que, de hecho, en la encuesta más reciente que he visto de Pew sobre las prioridades de la gente, el mayor porcentaje a favor de un aumento del gasto, con creces el mayor, más de dos tercios, era a favor de la educación. Bueno, pues se va a congelar. Lo siguiente eran las prestaciones de los veteranos, que se han congelado. Después viene la sanidad, que se ha congelado parcialmente. La protección medioambiental no aparece. La energía no aparece. Cuando llegamos a aproximadamente, creo que el puesto once o así, encontramos la defensa militar, que va en aumento (llamémosle “defensa”). La defensa antiterrorista ocupa el puesto trece y va aumentar. En conjunto, las prioridades son, yo no diría que lo opuesto, pero sí que no son nada coherentes con el grueso de los gastos.
Me parece bien que se revitalicen las universidades comunitarias, que se recorte y modifique el programa de préstamos estudiantiles para que no vayan a través de los bancos. El crédito tributario por el cuidado de los hijos tiene algo de sentido. Estos son todos – tampoco estaría de más revertir la decisión del Tribunal Supremo, pero el Presidente no dijo -que fue una pésima decisión, pero no indicó cómo íbamos a proceder para hacerlo. Y la mayor parte es el tipo de retórica que cabría esperar de un discurso sobre el Estado de la Unión. Hubo algunas cosas sueltas como el [inaudible] ser razonable si hay – si hay forma alguna de llevarlas a cabo.
Traducción: Elena Sepúlveda