Ha venido a España, gracias a la colaboración de la Fundación Euroárabe de Altos Estudios (Fundea), convencida de que es necesario “Un altavoz para el Silencio”, proyecto del que es fundadora y que pretende dar a conocer la situación de violencia a la que se encuentran sometidas las mujeres de República Democrática de Congo. Caddy Adzuba, periodista y licenciada en derecho, ejerce su profesión en la Radio Okapi, emisora de la Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática de Congo que emite por todo el territorio. Durante su estancia en España, encabeza una campaña de sensibilización sobre la situación bélica que sufre su país y ha estado en Madrid para recoger un premio que le fue concedido en octubre por “El Club de las 25”, asociación de mujeres periodistas.

Pressenza: ¿Cuál es el objetivo de la campaña que estás llevando a cabo en España?

Caddy Adzuba: El objetivo es romper el silencio sobre un conflicto que parece olvidado. Una de las consecuencias de ese conflicto es la enorme violencia que se ejerce sobre las mujeres. Es una causa totalmente olvidada y el olvido impide encontrar soluciones. Hemos aprovechado que este año es el décimo aniversario de la resolución 1325 de Naciones Unidas, sobre la protección de mujeres y niñas en los conflictos, para hacer una campaña y pedir que esta resolución se haga efectiva. Y para mí ha sido un honor que la Fundación Euroárabe me invitara para llevar a cabo esta campaña y movilizar la sociedad civil. Además, este año España preside la Unión Europea y queremos aprovechar para pedir que Europa que se implique con la situación que vive mi país.

DEFENDER LOS DERECHOS DE LAS MUJERES Y LA PAZ

En la trayectoria profesional de Caddy Adzuba destaca su compromiso en la defensa de los Derechos Humanos y la construcción de la paz desde su trabajo como periodista en uno de los conflictos más atroces del mundo. Forma parte de la Asociación de Mujeres de Medios de Comunicación del Este de Congo, que ha realizado distintas alegaciones a la Corte Penal Internacional y al Senado de los Estados Unidos, denunciando la violencia sexual que sufren las mujeres de República Democrática de Congo, un país que vive en guerra desde 1996 y en el que se cifra una media de cuarenta violaciones diarias a mujeres desde el inicio del conflicto. Adzuba es también presidenta de Afidep, Asociación que trabaja con niñas para el Desarrollo y Promoción de Valores Humanos, que opera en Bukabu desde 2004.

A finales de septiembre, la Unión Nacional de Prensa de Congo difundió entre redes internacionales de periodistas, la amenaza que recibe Caddy Adzuba y dos compañeras de profesión también de la zona de Bukavu, Jolly Kamuntu de Radio Maendeleo y Delphine Namuto, compañera de Adzuba en Radio Okapi. La amenaza telefónica que reciben estas periodistas dice: «Habéis adoptado malos hábitos metiéndoos en lo que no os importa y creyendo que por ello sois intocables. Ahora, algunas de vosotras vais a morir para cerraros la boca. Acabamos de obtener la autorización para matar a Kadi (Caddy Adzuba). Después será el turno de Kamuntu (Jolly Kamuntu) y de Namuto. Una bala en la cabeza».

Pressenza: ¿Cómo es la vida de una mujer, periodista, en Congo y a qué apelas para, a pesar de las enormes dificultades, mantenerte en la lucha?

Caddy Adzuba: La vida de las mujeres periodistas en mi país no es fácil. Esto es debido, por una parte, a la tradición, a las costumbres, a la cultura. Es una realidad profundamente machista donde las mujeres no tienen derecho a nada, tampoco a expresarse. Entre las prohibiciones cabe destacar que las mujeres no tienen derecho a hablar en público. Convertirse en periodista, siendo mujer, en este tipo de sociedad es muy complicado. Tenemos que trabajar cuatro veces más que los hombres. Al comienzo nos tomaban como prostitutas. Gracias al trabajo que hemos realizado y al apoyo recibido, nos han ido aceptando. Además, la situación de conflicto ha añadido problemas a este condicionante cultural. En Congo las mujeres son víctimas de la violencia sexual, pero este tipo de violencia allí es un tabú. La mujer no puede denunciarlo porque en el seno de la sociedad va a ser rechazada.
Afortunadamente, ante esta situación, las mujeres periodistas nos hemos unido, nos apoyamos y trabajamos porque las mujeres puedan expresarse y vamos teniendo algunos logros. Para continuar en la lucha espero tener el apoyo de la sociedad internacional y de manera particular de la sociedad española y de las periodistas. También espero llevar esta denuncia y pedir ayuda al Parlamento europeo para que ejerza presión a los gobiernos nacionales para que pongan fin al conflicto. Necesitamos dar a conocer lo que está pasando y difundir las resoluciones de la ONU sobre la protección de las niñas y mujeres en los conflictos. Este es el llamado que hago a la sociedad civil, a las mujeres y a los periodistas: movilizarnos para presionar a las instituciones que tienen el poder para cambiar las cosas.

INFORMAR Y PEDIR LA MOVILIZACIÓN DE LA GENTE

Pressenza: ¿Cómo ha sido la experiencia en las conferencias que has desarrollado en Granada y Sevilla?

Caddy Adzuba: Ha sido muy buena y estoy muy contenta por poder hacerlas. Mi función es informar a la gente sobre lo que está sucediendo en mi país y pedir la movilización de la gente. Y el 90% de las personas que acuden a las conferencias no tenían ni idea de lo que está sucediendo en Congo y quedaban muy sorprendidas.

Pressenza: ¿Qué está sucediendo, realmente, en tu país?

Caddy Adzuba: Lo que estamos viviendo en Congo es una situación de conflicto y de fuerte violencia, derivada de los intereses económicos. Mi país es rico en minerales, en materias primas, oro, diamantes y muchas cosas más, y eso hace que haya grupos que quieren tener el control. Hay una lucha por el control de unas materias que permiten el comercio internacional, donde están implicadas multinacionales. De ahí, se deriva el conflicto.
Y en esta guerra se mata, se viola, se atropellan todos los derechos humanos, especialmente los de las mujeres. Los cuerpos de las mujeres siguen siendo campo de batalla de los grupos armados. La guerra y la impunidad de esos crímenes están dejando una herencia terrible. Las violaciones de mujeres por parte de civiles se multiplican en las zonas pacificadas. La violación sigue siendo un arma de guerra y sometimiento de las mujeres en la República de Congo.