Las agujas del reloj del Fin del Mundo, el alegórico artefacto fundado por el Boletín de Científicos Atómicos (BAS por sus siglas en inglés) en 1947 en la Universidad de Chicago, retrocedieron 1 minuto hasta situarse en las 23:54 horas: a 6 minutos de la supuesta guerra nuclear representada por la media noche.
El reloj se ha ajustado 19 veces a lo largo de su historia, reflejando así los giros y los vuelcos de las tensiones internacionales y la proliferación nuclear durante los últimos 63 años. En 1947, el reloj se fijó a 7 minutos de la media noche para expresar el final de la Guerra Mundial II y el hecho de que la bomba se acababa de utilizar dos veces en Japón, así como el comienzo de la guerra fría. La vez que más cerca estuvo de la media noche fue en 1953, cuando tanto los Estados Unidos como la URSS realizaron ensayos con dispositivos termonucleares con tan sólo nueve meses de separación. Sin embargo, como el reloj únicamente se actualiza de forma periódica, es muy probable que los 13 días de la Crisis de los Misiles en Cuba en 1962 hubiesen acercado las manecillas del reloj mucho más a la media noche.
A medida que nuevos países han ido adquiriendo la tecnología y que los tratados se han ido firmando para aliviar tensiones internacionales, la posición del reloj con respecto a la media noche ha oscilado entre los 2 y los 17 minutos (cuando se firmó el tratado sobre la Reducción de Armas Estratégicas en 1992).
El penúltimo movimiento del reloj fue un cambio de 2 minutos, de los 7 minutos a los 5 minutos de la media noche, en 2007. Dicho adelanto reflejaba los ensayos nucleares de Corea del Norte, las supuestas ambiciones nucleares de Irán y el creciente arsenal de 26.000 armas nucleares de EE.UU., entre otros factores.
En el anuncio de hoy, emitido en directo por Internet a las 15:00 (hora de Greenwich), Kennette Benedict, Director Ejecutivo y Editor del BAS, llamó a los ciudadanos a unirse a los esfuerzos por el desarme nuclear y declaró que “las tendencias emergentes en la cooperación internacional proporcionarán las bases para una solución de conflictos participativa en la búsqueda de un mundo más seguro, pero un puñado de funcionarios gubernamentales, por muy avanzada que sea su visión, no podrá hacer frente sólo a las amenazas a la civilización que tenemos por delante”.
Lawrence Krause, Catedrático de la Arizona State University, destacó los siguientes puntos como esenciales para el logro del desarme nuclear: la necesidad de nuevas doctrinas nucleares; la desaparición de armas nucleares en estado de alerta “instantánea” (que permite su uso en un plazo de 15 minutos); la necesidad eliminar el material nuclear; la necesidad de ratificar el nuevo tratado entre EE.UU. y Rusia; la necesidad de nuevas charlas para reducir los misiles estadounidenses y rusos; la necesidad de avanzar en el tratado sobre No Proliferación y la ratificación del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares; la necesidad de descartar el procesamiento de producción de plutonio de desechos nucleares; la necesidad de adoptar acuerdos sobre cambio climático y de cumplirlos y, finalmente, la necesidad de un aumento considerable de la inversión en fuentes de energías alternativas. Stephen Schneider, Catedrático de la Stanford University, resaltó en su declaración el vínculo existente entre el cambio climático y las tensiones internacionales, afirmando que “el calentamiento (global) es inequívoco” y que las tensiones internacionales debidas a motivos climáticos aumentan las probabilidades de una conflagración nuclear.
Jayantha Dhanapala, Presidente de las conferencias Pugwash para Ciencia y Asuntos Mundiales, hizo un listado de las injusticias sociales causadas por el gasto militar: el gasto militar del año pasado ascendió a 1.464.000.000 dólares, el 41.5% perteneciente a EE.UU. y equivalente a 217 dólares anuales por habitante del planeta; 1 de cada 6 seres humanos pasa hambre, y un niño muere de malnutrición cada 6 segundos, aunque la cifra de 40-60.000.000 dólares sería suficiente para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU. Para dejar bien claro el vínculo entre el cambio climático y las armas nucleares, Dhanapala señaló que si se llegase a utilizar el 0,03% del arsenal nuclear global, sería una hecatombe para el cambio climático.
Pervez Hoodboy, Catedrático de Física en la Quaid-I-Azam University de Islamabad en Paquistán, indicó que 1 minuto equivaldría a 15 años si las 24:00 horas equivaliesen a la historia humana hasta el momento. También dijo que, actualmente, las armas nucleares no eran consideradas como estrategia de defensa viable por un número cada vez mayor de gobiernos debido a tres factores: 1. El progreso de Obama al presidir la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU en 2009 y sus negociaciones con Rusia e Irán, que demuestran un cambio en la actitud de EE.UU. 2. La población mundial, especialmente la europea, es muy consciente de los peligros nucleares y está presionando a su clase política. 3. Sorprendentemente, también mencionó aquí a Osama Bin Laden, quien demostró al mundo que los misiles nucleares estadounidenses no servían como elemento disuasorio del terrorismo. Por otro lado, denunció la carrera armamentística entre India y Paquistán diciendo que iba en “perjuicio del pueblo”.
Para finalizar el comunicado del retraso de 1 minuto del reloj, Krause señaló que los estados que poseen armas nucleares están cooperando por primera vez, y que naciones desarrolladas y en vías de desarrollo están intentando hacer frente al cambio climático.
El Boletín de Científicos Atómicos fue fundado por el científico del Proyecto Manhattan Eugene Rabinowitch, quien había expresado con anterioridad su preocupación social y ética con respecto a las armas nucleares en el Informe Franck de junio de 1945, y recomendado a Estados Unidos que no utilizasen la bomba atómica. Rabinowitch escribió que el objetivo del Boletín era “facilitar la comprensión pública total sobre la horrorosa realidad de las armas nucleares y sus implicaciones a largo plazo para el futuro de la humanidad, advertir que sería inevitable que otras naciones adquiriesen armas nucleares en el plazo de pocos años y resaltar que no tenía sentido confiar en la posesión estadounidense del ‘secreto’ de la bomba».
Traducción: Elena Sepúlveda