El presidente candidato a la reelección Evo Morales abrió el jueves su programa de gobierno para el período constitucional 2010-2015 y anunció un vasto plan quinquenal de vertebración carretera y energética, telecomunicaciones y aeropuertos y progreso integral de Bolivia, el país más pobre de Sudamérica, en un apoteótico cierre de campaña en la ciudad indígena de El Alto, cerca de La Paz, a menos de tres días de las elecciones generales del domingo.
Más de un millón de personas que llegaron al sitio de concentración, un distribuidor vehicular, provenientes de las ciudades de La Paz y El Alto y sus zonas rurales, escucharon al mandatario anunciar la vertebración caminera de Bolivia, «de departamento a departamento; provincia a provincia, cantón a cantón, de comunidad a comunidad (indígena campesina)».
Morales, que acentuó un mensaje de unidad de Bolivia, aseguró tener financiados los recursos para empalmar los nueve departamentos con «caminos pavimentados».
«Ya tenemos garantizado el financiamiento para tender el camino de La Paz a Beni y Pando», sobre la inconexa cuenca amazónica boliviana, el norte y nordeste del país, a la que actualmente se accede por vías del vecino Brasil, anunció ante una enfervorizada masa que interrumpió varias veces su alocución con salvas de aplausos.
Afirmó que en los cinco años de su probable administración, la segunda al hilo si las predicciones coincidentes de las encuestadoras privadas se confirmaran en las urnas el domingo, también se conectarán los departamentos de Cochabamba (centro) y Beni (nordeste), con fondos, 330 millones de dólares, financiados por Brasil.
Dio por hecha la construcción de la doble vía en la carretera de 231 km que une los departamentos de La Paz (oeste) y Oruro (sudoeste), la que más accidentes de tráfico ha registrado en los últimos 20 años.
«Por primera vez en la historia boliviana tenemos garantizado el financiamiento para la doble vía Oruro-La Paz», anunció, al tiempo de afirmar que su proyecto vial incluye la construcción de doble vía, también a Cochabamba (centro) y ulteriormente Santa Cruz (este), la principal carretera del país por la que circula el grueso de la carga ultramarina y la producción bolivianas.
«Ya tenemos casi garantizada la integración caminera» del país andino amazónico, afirmó en tono exultante.
Dijo que su proyecto de integración vial se completaba con la instalación de dos fábricas de cemento en los departamentos de Oruro y Potosí, en la perspectiva de tender caminos pavimentados en tramos secundarios, entre ciudades intermedias, poblaciones rurales y comunidades indígenas y campesinas, comunicadas actualmente por vías de tierra apisonada, intransitables en época de lluvias.
«Que el Estado tenga sus propias fábricas de cemento. En ese momento empezaremos a pavimentar caminos, de cantón a cantón, de provincia a provincia, comunidad a comunidad», enunció.
Morales, de 50 años, primer indígena que preside Bolivia en 184 años, pidió el voto de los bolivianos para materializar su proyecto de colocar al país en la vía del desarrollo.
“Deseo servir 5 años más al pueblo boliviano, para industrializar el país, también para integrar a Bolivia”, sostuvo en su vibrante intervención ante lo que llamó “los millones de Túpac Katari”, un líder indígena andino alzado contra el poder español a fines del siglo XVIII y que al ser descoyuntado por la autoridad peninsular sentenció que volvía, en el tiempo, “convertido en millones”.
«Bienvenidos a este proceso revolucionario que da dignidad», dijo al tiempo de pedir apoyo a su candidatura.
«Aquí estamos nuevamente para pedirles su voto para senadores, para diputados uninominales, plurinominales, para diputados especiales” de circunscripción de minorías étnicas, dijo.
Al tiempo de prometer «telecomunicaciones gratuitas para el campo», por conducto de un satélite estatal que mandó a fabricar en China, por 300 millones de dólares, pregonó que cada ciudad capital de departamento y ciudades intermedias de enorme atractivo turístico y potencial industrial contarán con aeropuertos internacionales.
«Estamos preparados para eso y también en algunas regiones que van ser polos de desarrollo», aseveró.
También reseñó su proyecto para instalar plantas de generación hidro y termoeléctrica en los departamentos de Tarija (sur) y Chuquisaca (sudeste), como también en el norte de La Paz, en la zona de Miguillas, en la región de Abapó Izozog, en Santa Cruz, en la presa de Misicuni, en Cochabamba, y Beni y Pando, en Cachuela Esperanza.
Asimismo, una planta de geotermia en Laguna Colorada, en Potosí.
Bolivia, que consume cerca de 1.000 megawatios año, «debe estar exportando energía más que petróleo, más que gas natural», enfatizó.
“Estamos hablando de una gran integración”, redondeó.
Convertido en una trompa electoral, en momentos en que todas las encuestas consignan su triunfo en las urnas por al menos 60% de los votos, dijo que industrializará gas y petróleo, con la instalación de una planta de úrea en Cochabamba, y sendas instalaciones separadoras de líquidos en Tarija, donde se emplaza la mayor parte de la reserva probada y probable de gas de Bolivia, de 47 trillones de pies cúbicos, y Santa Cruz.
Anunció, en la misma corriente, la construcción de un emporio petroquímico en Santa Cruz, lo mismo que hidrometalúrgicas en Oruro.
Comprometió, por último, la industrialización de los acopios de litio en el departamento de Potosí, donde ya montó una planta piloto, hasta fabricar baterías para automóviles movidos a electricidad.
Subrayó su proyecto para explotar el portentoso yacimiento de hierro del Mutín, en el extremo oriente de Bolivia, y garantizó la implantación de un seguro agrícola para los campesinos, sin precedentes en la historia de este país de fuerte vocación agropecuaria.
También prometió jubilación a los transportistas y una renta mínima de 1.800 bolivianos, al tiempo de exaltar uno de los principales logros de su administración a punto de concluir, la erradicación del analfabetismo.