El PMA lanzó esta semana la campaña ‘Billion for a Billion’, en la que exhorta a las mil millones de personas que utilizan Internet a que ayuden al mil millón de personas que padecen hambre. Pero si piensa que el hambre está lejos de nuestras orillas, aquí hay algo de alimento para el pensamiento…y la acción: El Departamento de Agricultura de Estados Unidos publicó un informe el lunes que afirma que en 2008 uno de cada seis hogares en Estados Unidos sufría “inseguridad alimentaria”, el mayor número desde que las cifras fueron recogidas por primera vez en 1995.

El economista Raj Patel es autor del libro “Obesos y famélicos: El impacto de la globalización en el sistema alimentario mundial”. Le pregunté acerca de las cifras del hambre en Estados Unidos. Me dijo: *»Francamente, me dejaron “anonadado”. Veo, por ejemplo, que el número de niños que padece hambre aumentó de 11 milliones a 17 milliones en este país, cuando existe suficiente alimento. Creo que es terrible. Sinceramente, uno sabía que la situación iba a ser mala por la recesión, pero tan mala… Creo que nos tomó a todos por sorpresa»*.

Además de la campaña en Internet, la Organización de las Naciones Unidas está realizando esta semana la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria en Roma, con la esperanza de reunir a los líderes mundiales en torno a la causa de eliminar el hambre. Patel dijo sobre la cumbre de la ONU: *»Los gobiernos que están en Roma y los representantes en Roma de nuestros gobiernos no parecen estar haciendo mucho. Obviamente se están angustiando. Se están quejando, lamentando y están llorando, y están haciendo sonar las alarmas correctas acerca del hambre en el mundo, pero como dicen algunos de los activistas fuera de la cumbre, los pobres no se alimentan de promesas»*.

Casi 700 personas de 93 países, entre ellas muchos pequeños productores de alimentos, se reunieron frente a la cumbre de la ONU. Están allí para participar del Foro por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos, y están presionando por el desarrollo de programas de seguridad alimentaria y por el derecho a tener una soberanía alimentaria sustentable, orgánica y de pequeña escala, en oposición a los agronegocios de gran escala, cuyo modelo de producción depende de cultivos genéticamente modificados, fertilizantes químicos y plaguicidas. Al plantar la huerta orgánica de la Casa Blanca, la primera dama de Estados Unidos defendió la huerta orgánica doméstica como un modo sustentable y accesible de fortalecer la seguridad alimentaria de la familia. Michelle Obama dijo: *»La huerta espléndida y abundante que vieron allí nos ha dado la oportunidad no solo de divertirnos, que lo hicimos bastante, sino que también arrojó luz sobre temas importantes, como el de los alimentos y la nutrición, que tendremos que encarar como nación. Es importante hacer este pequeño cambio en la dieta de nuestra familia y agregar más producción fresca. Barak, las niñas, y yo — todos comenzamos a darnos cuenta en poco tiempo…de que nos sentíamos mucho mejor y que tenemos más energía».*

Esto ha hecho que muchos se pregunten, entonces, por qué su esposo designó a Islam Siddiqui como principal negociador de agricultura de Estados Unidos. Siddiqui es actualmente el vicepresidente para asuntos científicos y regulatorios de CropLife America, la principal asociación comercial de la industria de plaguicidas. Según la Red de Acción contra los Plaguicidas de América del Norte (RAP-AL): “CropLife es la asociación comercial de la industria de plaguicidas. Son el mayor grupo de lobby. Como Ud. Mencionó anteriormente, sus miembros son Monsanto, Dow, DuPont, todos los grandes fabricantes de plaguicidas y biotecnología. Su agenda es bastante directa. Consiste en abrir nuevos mercados para plaguicidas y para las semillas genéticamente modificadas que los acompañan. Su agenda también es debilitar los tratados ambientales internacionales y cualquier tipo de protección o regulación que podría de algún modo interponerse o limitar la venta y exportación de sus productos».

Fue la división de CropLife del centro de Estados Unidos la que hizo circular un correo electrónico entre los miembros de la industria luego del anuncio de la huerta de Michelle Obama. En él decían: “Si bien una huerta es una gran idea, el hecho de que sea orgánica nos hizo estremecer a Janet Braun, la Coordinadora Embajadora de CropLife, y a mí”.

Jacques Diouf, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), realizó una huelga de hambre de 24 horas durante el fin de semana, antes de que comenzara la cumbre sobre la seguridad alimentaria. Dijo en una declaración: *»Tenemos los medios técnicos y los recursos para erradicar el hambre del mundo por lo que ahora es un tema de voluntad política, y la voluntad política está influida por la opinión pública»*. Diouf estimó que poner fin al hambre en el mundo implicaría un gasto de 44.000 millones de dólares al año, en relación con los menos de 8.000 millones prometidos recientemente para alcanzar esa meta. Comparemos esos números con la cifra que Estados Unidos está gastando en Irak y Afganistán.

Según el Centro para el Control y No Proliferación de Armas, Estados Unidos gastó un promedio de alrededor de 265 millones de dólares al día en Afganistán desde que comenzó la invasión a ese país en 2001 (que es un cálculo bastante más bajo que el proporcionado por el Premio Nobel de economía Joseph Stiglitz y otros). A a ese ritmo, cinco meses de gasto militar de Estados Unidos lograrían la meta de Diouf, y eso si Estados Unidos fuera el único contribuyente.

Considere hacer una pausa este Día de Acción de Gracias, que para muchos estadounidenses es un gran banquete, para reflexionar acerca de los 10 niños que mueren de hambre cada minuto, mientras nuestros políticos electos gastan cientos de miles de millones de dólares de fondos públicos en la guerra.

______

Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.