Del 26 al 28 de agosto se desarrolló en la ciudad japonesa de Nigata la XXI Conferencia de las Naciones Unidas sobre Asuntos de Desarme, reconocido como uno de los foros más importantes para el diálogo sobre escenarios políticos vinculados con la no proliferación nuclear. La misma ha sido acogida por Japón desde 1989, el único país en sufrir las consecuencias de un bombardeo atómico, en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, durante la segunda guerra mundial.
La principal conclusión del evento, del cual participaron 90 representantes y académicos de 21 países, fue que es necesario “convertir las visiones de un mundo libre de armas nucleares en acciones concretas”. Éstas incluyen la inequívoca reducción de los arsenales nucleares por parte de los Estados que los posean, implementar el Tratado de Prohibición Amplia de Ensayos Nucleares (CTBT, de 1996) y acelerar la realización el Tratado para la Prohibición de Producción de Material Fisible (FMCT).
La voluntad política, el liderazgo y la flexibilidad fueron señalados como los elementos esenciales para poder alcanzar acuerdos duraderos durante la próxima Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP, de 1968) “La falta de progresos en este sentido está generando insatisfacción en los signatarios del Tratado”, aseguró Libran N. Cabactulan, embajador filipino en Emiratos Árabes Unidos, quién presidirá la Conferencia de Revisión a desarrollarse en Nueva York en mayo de 2010.
Yoriko Kawaguchi, ex canciller japonesa y copresidente de la Comisión Internacional para la No-proliferación y el Desarme (ICNND), dijo que “es necesario promover la confianza mutua entre los estados nucleares y organizar discusiones teniendo en cuenta la situación de la seguridad en cada región”. Asimismo, celebró los recientes acuerdos de reducción nuclear entre EEUU y Rusia: “Las circunstancias en torno al desarme nuclear están en un fuerte contraste con la situación de hace unos años”, aseguró.
“Los Estados Nuclearmente Armados deben dar el ejemplo reduciendo su armamento nuclear”, afirmó Kanat B. Saudabayev, Secretario de Estado de Kazajstán, un país que formó parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas hasta su caída en 1991. “Nuestra nación sufrió mucho daño como consecuencia de los repetidos experimentos nucleares durante la era soviética y hemos comenzado de forma voluntaria a recorrer el camino de la abolición nuclear”, explicó.
Una de las principales oradoras fue Susan Burk, Representante de Asuntos de No-proliferación estadounidense. Burk reafirmó el compromiso de Barack Obama con un mundo sin armas nucleares. “Estados Unidos no puede hacerlo solo –aseguró-, pero puede asumir el liderazgo de otras naciones”. Asimismo, dijo que EEUU “reducirá el rol militar (de las armas nucleares) disminuyendo las reservas” y que luego solicitaría a otros Estados Nuclearmente Armados tomar medidas similares.
Katsuhito Asano, Jefe de Gabinete del gobierno japonés, celebró que el presidente estadounidense hubiera defendido “el derecho de las personas en todos lados del mundo de vivir libre del miedo (a las armas nucleares) en el siglo XXI” y aseguró que “se están dando movimientos a favor del desarme nuclear y es momento de cooperar”. Los presentes acordaron que el rol de los medios de comunicación y las organizaciones de la sociedad civil son esenciales en este sentido, informó In Depth News.
De hecho, fue un representante de la sociedad civil de Nueva Zelanda el que propuso una plataforma para solucionar el problema de los “paragüas nucleares”. “Los países deberían desistir del ´paragüas nuclear´ a cambio de un compromiso por parte de los Estados Nuclearmente Armados de no atacar ni amenazar con armas nucleares a países que no dispongan de ese tipo de armamento”, explicó.