El lunes 7 de septiembre comenzó la reunión de otoño de la Junta de Gobernadores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA, establecido en 1957) en Viena, Austria. El encuentro reúne a los delegados de los 35 países miembros de la Junta, el órgano ejecutivo de la agencia nuclear de la ONU.

La reunión de Viena sirve como un foro, al margen del Consejo de Seguridad de la ONU, en el que la comunidad internacional debate sobre los principales conflictos nucleares. Del encuentro no se esperan ni resoluciones ni decisiones concretas, pero es un escenario privilegiado para el enfrentamiento diplomático por el poder atómico.

Tanto los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (EEUU, Rusia, China, Francia y el Reino Unido), como el Grupo 5+1 (estos más Alemania) como el G-8 (en el que suman Japón y Canadá) han ubicado en la agenda de debate los programas nucleares de Irán, Siria y Corea del Norte.

El programa de enriquecimiento de uranio de Irán ha permanecido en el centro de los debates durante los últimos seis años. Las principales potencias mundiales acusan a Irán de ocultar, bajo su programa nuclear civil, otro de carácter militar cuyo objetivo sería adquirir armas atómicas.

Teherán niega estas alegaciones y asegura que su desarrollo nuclear tiene como meta la generación de energía. Como firmante del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), la República Islámica tiene, efectivamente, derecho al desarrollo, asistido por el OIEA, de tecnología nuclear con fines pacíficos.

Días antes del comienzo de la reunión, se produjo un nuevo enfrentamiento entre los embajadores de EEUU e Irán ante el OIEA. Glyn Davies denunció que el régimen iraní mantiene la opción militar y que está “cerca” de conseguir armas atómicas. Su homónimo iraní, Ali Asghar Solantieh, replicó que las pruebas estadounidenses eran falsas y habían sido manipuladas.

Entre ambas posiciones se ubica Mohamed el Baradei, el director del OIEA. Hasta el momento, el equipo que lidera no pudo constatar las intenciones militares del programa nuclear iraní. Sin embargo, el Baredei aseguró la investigación esta estancada y que “en todos los asuntos relevantes con el programa nuclear de Irán, existe bloqueo”.

Por otra parte, negó en este foro que estuviera escondiendo información al OIEA sobre la posible dimensión militar del programa nuclear iraní. La denuncia había sido formulada por Francia e Israel. “Esas acusaciones son infundadas y tienen motivos políticos”, dijo.

Ante la falta de progreso en la resolución del conflicto, las principales potencias mundiales estudian la posibilidad de endurecer las ya existentes sanciones comerciales y diplomáticas contra Irán, informó la agencia de noticias internacionales EFE.

Una de las cinco resoluciones existentes ha generado un conflicto entre Francia y Venezuela. París alertó el 10 de septiembre a Caracas de que toda transferencia de tecnología nuclear procedente de Irán supondría “una violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU”, informó el ministerio francés de Asuntos Exteriores.

La diplomacia francesa aseguró que cualquier país que se beneficiase de tecnología nuclear iraní infringiría en particular la resolución 1737 del Consejo de Seguridad (de 2006), que prohíbe la compra de artículos nucleares iraníes, procedan o no de su territorio.

Por otra parte, la Junta de Gobernadores tratará las sospechas sobre las actividades nucleares de Siria. Según el último informe del OIEA, Siria sigue sin facilitar información que permita determinar el origen de los restos de uranio hallados en las instalaciones bombardeadas por Israel hace dos años.

La sospecha de que se trataría de un complejo atómico clandestino responde también a los antecedentes militares israelíes: la aviación de este país destruyó en 1981 el reactor nuclear iraquí de Osirak y la comunidad internacional teme que pudiera tomar una medida similar contra Irán.

Los incesantes avances nucleares de Corea del Norte también fueron tratados. Pyongyang informó el viernes que está en proceso para convertir sus reservas de plutonio en más armas nucleares y que la fase experimental del enriquecimiento de uranio prácticamente terminó.

No obstante, el embajador estadounidense manifestó que Corea del Norte debe regresar sin condiciones a las conversaciones diplomáticas. “Corea del Norte debe indicar que está dispuesta a comprometerse con un proceso irreversible de desnuclearización completa y verificable”, afirmó Davies.

Corea del Norte había anunciado la fabricación de más armas nucleares en junio del año pasado, como respuesta a las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, después de que Pyongyang llevara a cabo su segunda prueba atómica el pasado 25 de mayo.

Las presiones y conflictos que dominan el encuentro de Viena han impedido el diálogo sobre otros aspectos del trabajo del Organismo, como las verificaciones en materia de seguridad en el manejo de la energía atómica o la protección contra elementos radioactivos.

A modo de ejemplo, la OIEA retiró esta misma semana del Líbano varias fuentes radiactivas, según informó Radio ONU. En un comunicado, el OIEA aseguró que un avión alquilado trasladó 36 fuentes de Cobalto-60 a Rusia, donde los artefactos fueron almacenados bajo las condiciones necesarias de seguridad.

Robin Head, experto del OIEA y supervisor de la misión, aseguró que dada la inestabilidad política en la región, el organismo entendió que los materiales podrían ser utilizados en actos peligrosos. “De ser robadas, podrían causarle la muerte a muchas personas”, acotó.

Las fuentes formaban parte de un irradiador agrícola que no se utilizaba hacía 10 años.