Esta metodología tiene por objetivo la transformación de las condiciones oprimentes en que vive una persona, un grupo de ellas o la sociedad en general. Es un método de acción y un estilo de vida.
Este modo de transformación no violento se ha expresado crecientemente y de distintos modos a medida que el homínido fue ganando en Humanidad, es decir fue alejándose de lo natural.
Contrariamente a lo que creemos habitualmente, estos cambios fueron generados por imágenes que daban un registro interno, un sentir que avizoró un futuro mejor al momento que estaban viviendo. Asi por ejemplo, cuando tuvieron el registro de afecto por otro y éste moría, cubrían su cuerpo para que no lo dañaran los animales o las inclemencias del tiempo físico. Luego con los milenios devino la costumbre de los cementerios como una medida de higiene pública.
Uno de estos modos de acceder a la resolución de conflictos sin el uso de la violencia fue el derecho, que regulando la vida en sociedad fue generando parámetros de comportamiento colectivo.
Sabemos de todas sus imperfecciones y aún de sus raíces en la venganza, pero si nos situamos hace 5.500 años atrás notamos que fue un avance en la resolución de los conflictos.
Si hoy los estados cumplieran mínimamente la Declaración Universal de Derechos Humanos, aún imperfecta y parcial, nuestras relaciones sociales, políticas, económicas, culturales y espirituales serían mucho menos violentas.
La filosofía también hizo su aporte. La no-violencia activa tiene sus raíces en la Ahiṃsā, término que se refiere a un concepto que aboga por la no-violencia y el respeto a la vida. Es una importante doctrina del hinduismo, jainismo y del budismo. La primera aparición de este término en el contexto de la filosofía india se encuentra en las escrituras hindúes llamadas Upanishads, que datan de hace 2800 años.
Luego, en épocas mas cercanas, fue desarrollada por los escritores Fiodor Dostoievsky (1821- 1881) y León Tolstoi (1828-1910), quien plantea la incoherencia de luchar contra la violencia usando metodologías violentas. En otras palabras, es incoherente hacer lo que crítico que otros hacen.
Mahatma Gandhi (1869-1948) lleva a la práctica la ética de la no-violencia. Gandhi logró organizar un movimiento anticolonial no-violento, que se manifestó en la desobediencia civil masiva y prolongada a las autoridades inglesas, negándose a colaborar con las mismas, defendiendo su originalidad y libertad, pero sin recurrir a los métodos violentos, movimiento que dispuso el terreno para que Gran Bretaña renunciara a su supremacía en la India.
En la historia de la paz y el activismo no violento, otro luchador práctico en el mundo islámico, fue el afgano Abdul Ghaffar Khan (1890-1988) quien en 1929 fundó un movimiento no-violento llamado Khuda- i- Khidmatgar *“los siervos de Dios”*. Fue el primer ejército no-violento de la historia afgana, con el objeto de liberar a su pueblo de la colonización británica. 100.000 pastunes abandonaron las armas que ellos mismos habían fabricado y se comprometieron a trabajar por la no-violencia y la reforma social. Fue claramente un estrecho colaborador de Gandhi. Ambos creyeron que la educación era el acto más revolucionario. Ghaffar nunca dejo de ser un musulmán ni un gandhiano, desde la India hasta la frontera afgana, destacándose por sus proyectos de escolarización, liberar a las mujeres del patriarcado y se ganó la confianza de las tribus con su programa universal de auto-gobierno, auto-organización y reforma.
Mas adelante, la no-violencia activa construyó otro peldaño en la lucha por los derechos civiles de los negros en los EE.UU. bajo la dirección de M. L. King (1929-1968).
En Ghana, Africa, la actividad desarrollada por Kwame Nkrumah (1909-1972) mediante la *«Acción Positiva»*, consistente en promover huelgas, boicot, revueltas, protestas masivas y permanentes obtuvo en 1954, la independencia de su país hasta ése momento en poder de las autoridades coloniales británicas.
Pueden mencionarse también las intervenciones civiles de A. Solzhenitsin, A. Sakharov y S. Kovalev, contra el totalitarismo soviético.
La no-violencia, sigue viva y desenvolviéndose en el mundo, mediante las intervenciones diarias y masivas pidiendo el fin del autoritarismo político, religioso, social y cultural.
Estas han sido expresiones concretas de la lucha no violenta cuyo objetivo es el mejoramiento humano general en un país o en una zona geográfica.
La ciencia también hizo su aporte y en *“El Manifiesto de Sevilla sobre la violencia”*, de 1986 que sintetiza: *“En conclusión proclamamos que la guerra y la violencia no son una fatalidad biológica. Podemos poner fin a la guerra y a los sufrimientos que conlleva. No con esfuerzos aislados, sino llevando a cabo una acción común. Si cada uno de nosotros piensa que es posible, entonces es posible. Si no, no vale la pena ni intentarlo. Nuestros antepasados inventaron la guerra. Nosotros podemos inventar la paz. Todos nosotros, cada uno en su sitio, tenemos que cumplir con nuestro papel”*.
Así, el 4 de mayo de 1969, en Punta de Vacas, al pié del Aconcagua, Silo, en su alocución conocida como la *“Arenga de curación del Sufrimiento”*, hace un llamamiento para acabar con la violencia, palabras que hoy, a 40 años, tienen un sentido de urgencia, por el agravamiento de la situación humana y social mundial. Allí especificando las distintas formas en que se expresa la violencia, dijo: *»…No hay falsas puertas para acabar con la violencia.¡Este mundo está por estallar y no hay forma de acabar con la violencia! ¡No busques falsas puertas! No hay política que pueda solucionar este afán de violencia enloquecido. No hay partido ni movimiento en el planeta que pueda acabar con la violencia. No hay falsas salidas para la violencia en el mundo… Únicamente puedes acabar con la violencia en ti y en los demás y en el mundo que te rodea, por la fe interna y la meditación interna.»*
Es la primera vez en la historia que un occidental, universalizando su mirada comienza a gestar la Doctrina del Humanismo Universalista, dando nacimiento al Movimiento Humanista, a los organismos sociales, políticos y culturales que lo conforman y al Mensaje de Silo en la faz espiritual, trabajando y proponiendo minimizar la violencia hasta el límite extremo, superarla completamente en perspectiva y encaminar todos los métodos y formas de resolver oposiciones y conflictos sobre los rieles de la no-violencia activa y transformadora.
Desde éste Movimiento Humanista, universalista por concepción, hemos realizado innumerables hechos para contrarrestar la violencia instalada en la sociedad, y aquí menciono sólo unas pocas de ésas acciones ejemplares que han modificado situaciones graves:
Intento de golpe de Estado en Campo de Mayo, Argentina, 1987 en donde los humanistas formamos una barrera humana entre los tanques de guerra de los bandos en pugna, contribuyendo a abortar ésa situación y mantener el estado de derecho.
El plebiscito del No a Pinochet por el que trabajó incansablemente el Partido Humanista Chileno, es otra acción digna de destacar.
Años mas tarde, la Diputada Laura Rodríguez, en el Congreso Nacional evita la represión a personas que reclaman pacíficamente sus derechos.
Hace pocos meses, Jan Tamas de República Checa y Giorgio Schultze de Italia acompañados por los humanistas de Europa y del mundo, se mantienen en huelga de hambre oponiéndose al escudo nuclear, llegan al Parlamento Europeo y obtienen suspensión de la aprobación del mismo en la República Checa.
Hoy, a través de su organismo *“Mundo sin Guerras y sin Violencia”*, utilizando ésta metodología de acción personal y social, la no-violencia activa, promueve una acción concreta sin precedentes en la historia humana, La Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia, a fin de crear conciencia social del gravísimo problema de la violencia que nos aqueja, de sus verdaderas raíces, de sus diferentes formas de manifestación, a la vez que hace una convocatoria a la Humanidad a involucrarse en ella con acciones ejemplares, para dar un paso mas en la erradicación de las prácticas violentas de la faz de la Tierra.
¿Porqué los humanistas hacemos estas acciones?
Porque reflexionando de acuerdo con nuestra doctrina y las enseñanzas del proceso histórico, nos damos cuenta que inexorablemente hoy cada uno de nosotros tenemos que hacernos cargo de nuestra propia existencia, y también nos damos cuenta que tanto nosotros como cualquier ser humano que se lo proponga, podemos resistir a la propia violencia y también instalar un muro de contención a la violencia de otros.