El Pleno del Congreso de los Diputados ha aprobado hoy por mayoría absoluta (con los votos favorables de PP, PSOE, PNV, CiU, ERC e UPyD y en contra de IU y ERC) el proyecto de Ley Orgánica de Reforma de la Legislación Procesal, para la Implantación de la Nueva Oficina Judicial, en el que se incluye entre otras cuestiones una limitación de las competencias de España en la persecución de delitos internacionales, denominada también Jurisdicción Universal.
La Jurisdicción Universal capacita a la Audiencia Nacional para intervenir en procesos judiciales más allá de las fronteras de España. Por medio de esta Ley, en la actualidad, la Audiencia Nacional tiene abiertas diversas causas, como las detenciones ilegales de Guantánamo, masacres del Estado de Israel en la franja de Gaza o los todavía presuntos genocidios en Ruanda, Guatemala, Tibet, etc. Con la reforma de la Legislación Procesal sólo podrá intervenir la Audiencia Nacional, si hay víctimas españolas afectadas en casos de genocidio y crímenes de lesa humanidad, o que los presuntos responsables de esos bárbaros actos se encuentren en España.
La Jurisdicción Universal posibilitó por ejemplo, durante los años 90, la apertura de causas judiciales por los crímenes contra la humanidad cometidos durante las dictaduras chilena y argentina. Desde entonces algunos jueces de la Audiencia Nacional han investigado supuestos delitos cometidos en todo el mundo, como el asesinato en Irak del periodista José Couso, las supuestas matanzas que ocurrieron en los años 80 y 90 por la autoridades chinas en Tibet, la desaparición de más de 500 saharauis en Marruecos tras la retirada española del Sahara, etc.
Jueces de la Audiencia Nacional como Baltasar Garzón, Fernando Andreu, Eloy Velasco o Santiago Pedraz ya han manifestado su oposición a la nueva normativa.
Los humanistas queremos manifestar el rechazo a esta reforma. La Justicia Universal es la única manera de garantizar protección a millones de seres humanos, que ven vulnerados y pisoteados sus derechos por acción de criminales, dictadores y violentos de todo tipo y pelaje. La Justicia Universal es el punto mínimo de partida para perseguir la impunidad, gracias a la acción solidaria en materia de justicia de toda la comunidad internacional, más allá de las nacionalidades, y procedencias. Es prácticamente la única posibilidad de defensa de las víctimas de genocidios o crímenes contra la humanidad, frente a la permisividad de muchos Estados y Gobiernos que solamente por no comprometer negocios (disfrazados de posibles conflictos diplomáticos), son capaces de dejar desamparados a millones de seres humanos.