La no-violencia activa es una construcción humana, que tiene por objetivo la transformación de las condiciones oprimentes en que vive una persona, un grupo de ellas o la sociedad en general. Es un método de acción y un estilo de vida.
Esta metodología, tan antigua como la humanidad, ya está expuesta como aspiración en la Biblia y en escritos de otras religiones, en el llamamiento “no matarás”.
La idea de la no-violencia fue desarrollada por muchos pensadores y filósofos, entre otros por los escritores rusos León Tolstoi y Fiodor Dostoievsky. La fórmula de Tolstoi que promulga la supremacía del amor y el “no empleo de la violencia ante la maldad”, en otras palabras la imposibilidad de luchar contra una maldad con otra, adquirió resonancia mundial.
Mahatma Gandhi (1869-1948) formuló a su modo la ética de la no-violencia basándose en el principio del ahimsa (rechazo a ejercer cualquier forma de violencia contra el individuo, la naturaleza, el insecto o la planta) y en la “ley del sufrimiento”. Gandhi logró organizar la satiasgraja, movimiento anticolonial no-violento, aunando a muchos millones de personas, que se manifestó en la insubordinación civil masiva y prolongada a las autoridades inglesas, negándose a colaborar con las mismas, defendiendo su originalidad y libertad, pero sin recurrir a los métodos violentos, que dispuso el terreno para que Gran Bretaña renunciara a su supremacía en India.
Mas adelante, la no-violencia activa construyó otro peldaño en la lucha por los derechos civiles de los negros en los EE.UU. bajo la dirección de M. L. King y la actividad desarrollada por Kwame Nkrumah en Ghana. Pueden mencionarse también las intervenciones civiles de A. Solzhenitsin, A. Sakharov y S. Kovalev, contra el totalitarismo soviético.
La no-violencia, sigue viva y desenvolviéndose en el mundo. Las intervenciones diarias y masivas de las capas bajas de trabajadores, mítines y manifestaciones de protesta, huelgas, movimientos femeninos y estudiantiles, manifestaciones campesinas, ediciones de hojas, volantes y periódicos, intervenciones por radio y T.V., todo eso constituye las formas de la ética y práctica de la no-violencia
Así, el 4 de mayo de 1969, en Punta de Vacas, al pie del Aconcagua, Silo en su alocución conocida como la “Arenga de la curación del Sufrimiento”, hace un llamamiento para acabar con la violencia, palabras que hoy, a 40 años, tienen un sentido de urgencia, por el agravamiento de la situación humana y social mundial. Allí, especificando las distintas formas en que se expresa la violencia, dijo:
*No hay falsas puertas para acabar con la violencia.
¡Este mundo está por estallar y no hay forma de acabar con la violencia!
¡No busques falsas puertas!
No hay política que pueda solucionar este afán de violencia enloquecido.
No hay partido ni movimiento en el planeta que pueda acabar con la violencia.
No hay falsas salidas para la violencia en el mundo…
Únicamente puedes acabar con la violencia en ti y en los demás y en el mundo que te rodea, por la fe interna y la meditación interna.*
A partir de ese momento comienza a gestarse la Doctrina del Humanismo Universalista, dando nacimiento al Movimiento Humanista, a los organismos sociales, políticos y culturales que lo conforman y al Mensaje de Silo en la faz espiritual, trabajando cada uno en su ámbito de influencia en minimizar la violencia hasta el límite extremo, superarla completamente en perspectiva y encaminar todos los métodos y formas de resolver oposiciones y conflictos sobre los rieles de la no-violencia activa y transformadora.
Posteriormente, en París, el 16 de noviembre de 1989, la Conferencia General de la UNESCO, a instancias de su entonces Director General, Federico Mayor Zaragoza, activo adherente a nuestra Marcha Mundial, decide difundir “El Manifiesto de Sevilla sobre la violencia”, redactado en 1986 por un equipo internacional de científicos y especialistas convocados con ocasión del Año Internacional de la Paz, organizado bajo los auspicios de las Naciones Unidas, quienes basados en hechos científicamente probados, desmienten creencias aún vigentes, y concluyen: “En conclusión proclamamos que la guerra y la violencia no son una fatalidad biológica. Podemos poner fin a la guerra y a los sufrimientos que conlleva. No con esfuerzos aislados, sino llevando a cabo una acción común. Si cada uno de nosotros piensa que es posible, entonces es posible. Si no, no vale la pena ni intentarlo. Nuestros antepasados inventaron la guerra. Nosotros podemos inventar la paz. Todos nosotros, cada uno en su sitio, tenemos que cumplir con nuestro papel”.
El Movimiento Humanista, a través de su organismo “Mundo sin Guerras y sin Violencia”, utilizando ésta metodología de acción personal y social, la no-violencia activa, promueve una acción concreta sin precedentes en la historia humana, La Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia, a fin de crear conciencia social del gravísimo problema de la violencia que nos aqueja, de sus verdaderas raíces, de sus diferentes formas de manifestación como violencia física, racial, económica, religiosa, psicológica y moral, a la vez que hace una convocatoria a la Humanidad a involucrarse en ella con acciones ejemplares, para dar un paso mas en la erradicación de las prácticas violentas de la faz de la Tierra.
>*Disertación del Dr. Oscar Cevey con ocasión de la Charla Debate: «Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia»*
>*Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Cuyo – 07 de Mayo de 2009*