Africa

La operación militar aliada en Libia marca un cambio estratégico importante. Washington ha renunciado a una guerra de ocupación y ha subcontratado a sus aliados las futuras operaciones en tierra. Thierry Meyssan describe un nuevo paradigma estratégico de los Estados Unidos: la globalización forzada se interrumpe, la era de los dos mundos comienza.

El presidente marfileño Alassane Ouattara toma las riendas de un país a la deriva, con la difícil misión de reconciliar a una nación desgarrada y restablecer la paz y la seguridad, un día después de la detención de su rival Laurent Gbagbo. «Reconciliación», «Retorno al orden y a la tranquilidad», «esperanza»: la primeras palabras de Ouattara.

En Libia, las fuerzas de la OTAN intensifican sus ataques contra las fuerzas de tierra leales al coronel Moammar Gaddafi, en un esfuerzo por ayudar a las poco entrenadas fuerzas rebeldes opositoras a defender el territorio ganado. La OTAN estableció un sistema que permite a los comandantes rebeldes pedir ataques aéreos.

En noticias de África, helicópteros franceses y de la ONU abrieron fuego contra la residencia del Presidente en ejercicio de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo. El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que había ordenado a las fuerzas “utilizar todos los medios necesarios” para neutralizar el armamento pesado de Gbagbo.

En medio de la confusión y fuego cruzado, los residentes de Abiyán confiaban en que el conflicto les permitiera sobrevivir. El deterioro acelerado de la seguridad y de las condiciones sanitarias y alimentarias, unido a cortes del suministro de agua y electricidad, convirtieron a la capital de Costa de Marfil en una ciudad muy peligrosa.

La OTAN intensificó su campaña aérea contra el régimen de Gaddafi en Libia en medio de enfrentamientos continuos en tierra. El miércoles, aviones de guerra de la OTAN realizaron cerca de 200 misiones en el espacio aéreo libio, luego de que los líderes rebeldes acusaran a las fuerzas internacionales de no proteger la ciudad de Misurata.

Las fuerzas leales al asediado dirigente de Costa de Marfil Laurent Gbagbo se habrían reducido a menos de mil combatientes. Se afirma que aproximadamente 200 hombres armados estarían protegiendo el palacio presidencial de Gbagbo, que se encuentra sitiado por las fuerzas leales al internacionalmente reconocido Presidente Alassane Ouattara.

Intencional o no -faltan documentos para avalar esta hipótesis- el ataque a Libia ha servido como una maniobra de distracción para frenar una posible “segunda ola” de reacciones populares en el mundo árabe. Es el pensamiento de un analista político Immanuel Wallerstein, publicada por Rebelión el 2 de abril y la difundimos porque es un punto de vista diferente. Y posible.

Fuerzas leales al líder libio Gadafi ganaron el pulso militar de varios días sobre el enclave petrolero de Brega, y obligaron a los rebeldes a replegarse hacia la ciudad oriental de Ajdabiya. Voceros de los alzados contra el Gobierno admitieron el nuevo revés en declaraciones al canal Al Jazeera en las cercanías de Ajdabiya, principal bastión en el oriente del país.

En noticias de Costa de Marfil, el Comité Internacional de la Cruz Roja informa que al menos 800 personas fueron asesinadas en la ciudad occidental de Dwekwei. No está claro quiénes fueron los responsables, pero los asesinatos se produjeron en un área bajo el control de las fuerzas que combaten para implantar al Presidente Alassane Ouattara, internacionalmente reconocido.