Opiniones

En ocasión de las elecciones circula mucha propaganda -ahora mismo la justicia investiga una campaña de difamación a Salomón Filmus padre de Daniel- y cuesta diferenciar aquello que es real de lo que está exagerado, distorsionado, tergiversado o es francamente falso. Cuando recibimos el correo que reproduzco en parte lo miramos atentamente aunque ya teníamos decidido el voto.

Rafael Correa había impuesto una denuncia contra el periódico El Universo. Un juez le dio la razón y exige el pago de indemnizaciones millonarias y el posible paso por prisión de los articulistas difamadores. ¿Censura? ¿Justicia contra las mentiras? ¿Cuál es el límite de la libertad de expresión? ¿Los medios deben ser veraces o son un negocio como cualquier otro?

Nos comentaron que Claudia Piñeiro (autora de “Las viudas de los jueves” y otros libros) había escrito algo gracioso sobre el tema de las opciones que tuvieron ayer, 14 de julio, los ciudadanos de Buenos Aires para celebrar asuntos políticos. No encontramos el texto y destaco el asunto con la esperanza de ustedes tengan suerte y se diviertan.

Estoy seguro que muchas veces han escuchado decir: «No voy a votar porque no creo que mi voto vaya a cambiar nada». Pese a que comprendo de dónde viene esta forma de «pensar», no funciona de ese modo. El sistema democrático funciona de una forma particular, tal como cualquier otro sistema. No es cuestión de creer ni tampoco de que a uno le guste o no.

La instalación de José de San Martín en Cuyo, el apoyo de la población local y el auspicio no oficial de Gran Bretaña a los movimientos de emancipación americanos dieron fuerza a las tendencias independentistas. La Declaración de la Independencia fue, básicamente, un acto de coraje, una especie de gran compadrada en el peor momento de la emancipación americana.

Ya hace tiempo que resuena en mí y que uso como primordial elemento de reflexión, aquella enseñanza de que “toda verdad es triple”, inserta en el corazón de la corriente de pensamiento conocida como Humanismo Universalista.

Nos quieren explicar que la crisis que azuza Europa se ensaña con los países que han vivido gastando más de lo que tenían. Y el discurso articulado se sostiene con patrañas muy antiguas: los partícipes sureños de la Unión Europea nunca fueron buenos en matemáticas, la sangre mediterránea es despilfarradora y los irlandeses nacieron para ser pobres.

Estamos aquí, convocados por temas tan interesantes como los son la
integración regional, la soberanía, el desarrollo económico, y la necesidad
de una nueva arquitectura financiera para América Latina. Temas muy
afines al Humanismo, y con los cuales no puedo más que manifestar mi
total acuerdo, y en particular con el enfoque del Dr. Pedro Páez Pérez.

Por Gonzalo Durán y Marco Kremerman, Economistas Fundación SOL

Durante los últimos meses se ha venido observado una disminución notable en la aprobación del actual Gobierno presidido por Sebastiàn Piñera y también un aumento en el rechazo al mismo, tendencia que vienen confirmando una serie de encuestas de opinión que se realizan permanentemente.

La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, firmó ayer un decreto a través del cual prohíbe los avisos de oferta sexual en los medios de comunicación. El objetivo es prevenir la Trata de Personas y la eliminación de todas las formas de discriminación hacia las mujeres.